Información
Leer más
“A ti, santísimo Nilo, clamo; a ti te anuncio lo que ha de venir: hinchado con torrentes de sangre, te alzarás hasta el nivel de tus orillas, y tus sagradas aguas no solo serán manchadas, sino totalmente corrompidas con sangre. […] Oh, Egipto, Egipto, de tu religión no quedará nada salvo un relato vacío, en el que ni siquiera tus propios hijos, en tiempos venideros, creerán; no quedará más que palabras grabadas, y solo las piedras hablarán de tu piedad”.